martes, 9 de septiembre de 2014

La Misma Nada

Sin ánimos de despedida, obró con una
sonrisa, ni la más tímida, ni la menos
atrevida, una simple sonrisa apuñalaba
su rostro.

Era su último día.
El adiós que no llegaba, aquella cálida
cita, donde la muerte, ansiosa lo esperaba.

Su primer llanto, era lo que ahora
escuchaba, fuerte gemido que desnudaba
su alma y lo entregaba a ese gran
vació, que de vació no tiene nada.

De miedo no temblaba, las fuertes
tempestades de su vida lo acariciaban,
mientras en el umbral, recostado se
encontraba; y a través de su mirada
perdida observaba
la misma nada,
regalándose esas lágrimas que a su
cuerpo petrificaban
y que esta vez,
al fin,
lo curaban.

Vírgenes de Alma..

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